Siempre al momento de proyectar una vivienda, uno de los espacios que más interés en el proceso de diseño requiere es el de una cocina debido a la tendencia actual de convertirse en una zona principal en la casa. La necesidad de socializar, exhibir e impresionar han logrado que con los años plantear el espacio para la cocina sea un reto tanto como para arquitectos como para diseñadores. Es entonces donde entra el juego entre profesional y cliente: Si tu vivienda está en pleno proceso de construcción, reforma ó planteamientos iniciales, te recomendamos estos tips.
Lo primero a tener en cuenta a la hora de concebir el espacio es el de entender que la cocina es una zona de trabajo, por lo cual, el principal aspecto para su éxito es el de preservar por sobre todas las cosas la funcionalidad. Debe tratar de respetar el precepto básico de arquitectura de cocinas denominado “triángulo de trabajo” que no es más que el de mantener una relación fluida entre las áreas, evitando las circulaciones cruzadas cuando hay más de una persona trabajando. Hay que recordar que una cocina se compone de 4 zonas fundamentales: la de despensa y almacenaje, de limpieza, de preparación y de cocción. En una disposición idea, este orden debe mantenerse para garantizar la máxima organización, no interrumpiendo flujos de circulación y de trabajo.
Para obtener una cocina mucho más funcional se recomienda evitar las proporciones de tipo pasillo, aspecto que visualmente implica circulación. Esto condiciona al desarrollo de un trabajo lineal dejando un pasillo y una ó varias zonas de trabajo de lado y lado, que, aunque puede funcionar, limita los movimientos de varias personas a la vez en la cocina y más cuando hay cajones o puertas abiertas. Es más recomendable optar por proyectar espacios de proporciones cuadradas o rectangulares, aspecto que invita a permanecer en el espacio. Así se garantiza una disposición central del usuario, disponiendo así toda la zona de trabajo a su alrededor. Otro aspecto importante a destacar es que en proporciones como estas, podemos incluir islas, penínsulas y elementos que se separan de los perímetros. Está demostrado que los espacios con estas proporciones, no solo facilitan los flujos de trabajo y circulación, sino que favorecen las relaciones sociales y son más aptos para unificar con otros espacios de la vivienda tales como el salón y la terraza.
Por último pero no menos importante es el aspecto de la iluminación y la ventilación. Una cocina bien iluminada y ventilada facilita el trabajo que en la misma se realiza. Es importante procurar proyectar ventanas a una elevación adecuada para que de esta manera se eviten intersecciones con los muebles y la encimera independientemente de la modulación y las proporciones del espacio. Es recomendable jugar con la permeabilidad visual de los espacios, es decir, disponer de muros con ventanales piso-techo o con aperturas hacia exteriores en zonas donde no se pretendan colocar muebles. Esto garantiza la entrada de una buena cantidad de luz natural y de visualizar el entorno desde la cocina suprimiendo así de la idea de que se está un espacio encajonado; esto se traduce en la optimización del trabajo y la maximización de las sensaciones de confort y tranquilidad.