Este material tiene algo que enamora, que consigue que las estancias con este tipo de revestimiento presuman de un encanto especial. Tanto que ha dejado de ser un material meramente constructivo para convertirse en un revestimiento muy demandado en el diseño de interiores por las muchas posibilidades estéticas que presenta, así como por la calidez y textura que proporciona.
Perfectas tanto para casas de campo como para interiores urbanos, las paredes de ladrillo visto son cada vez más demandadas. Por eso, debido al auge que este material está ganando, existen plaquetas cerámicas, paneles de poliuretano y resinas sintéticas, incluso papeles pintados, que imitan al ladrillo.
Una pared de ladrillo es la base ideal para un cambio de imagen en tu cocina, pero ¿con qué colores y acabados combinarlo? Si tu cocina no es muy grande, blancos y beis serán colores perfectos: el ladrillo aportará la nota cálida y rústica a la estancia y el uso de un tono blanco tanto en el resto de las paredes como en el mobiliario conseguirá que el espacio parezca más amplio. Un fondo blanco y de ladrillo admitirá cualquier otro color de contraste,como rojos, azules, amarillos y verdes.
Alternar el ladrillo visto con pintura en tonos claros es la mejor solución para evitar que el ambiente resulte agobiante. El ladrillo, por sus variados acabados y efectos, así como su presentación en formatos de diferentes colores y dimensiones, se adapta a cualquier estilo y propuesta decorativa. Si tu idea es recrear una cocina con un encantador aire rústico renovado, como ésta, combina el frente de ladrillos con una encimera de madera maciza, un fregadero cerámico y una grifería clásica, inspirada en los modelos de antaño.
En la cocina, una pared de ladrillo visto y en el salón, un frente pintado en color gris. Pintar una pared de un color distinto al de las demás es uno de lo recursos más utilizados para darle un detalle especial a una habitación, y no tiene por qué ser la del sofá o la del mueble de la tele.