Partiendo de dos componentes, una placa de cocción y un extractor integrado muy efectivo, BORA ha conseguido un aparato con un aspecto singular. Se puede acoplar en cualquier diseño de cocina sin importar su configuración, con una instalación apropiada y disfrutar de sus ventajas.
En versiones de vitrocerámica, inducción o gas de los modelos Basic, Classic y Professional, el primero integrado y estos últimos con extractor a ras de superficie, presentan una amplia gama de combinaciones donde poder escoger el que más nos convenga.
El sistema se basa en un principio de dinámica de fluidos, para lo cual se genera un flujo transversal mayor que la velocidad de elevación de los vapores de cocción, no dejando que se eleven y aspirándolos donde se producen, directamente de la olla, cazuela, sartén o parrilla.
Por un lado, no representan un obstáculo para la vista ni es un estorbo que impida moverse con libertad al cocinar, por lo que nos puede hacer más cómoda la tarea culinaria. En este punto son una alternativa para las campanas de techo.
Además, es más silencioso que las campanas comunes, que producen ruidos de unos 70 dB(A) en promedio y que pueden resultar muy molestos justamente a la altura de la cabeza. El sistema BORA prácticamente no incomoda, ya que además de utilizar motores muy silenciosos, casi no se oyen por estar ubicados en la zona inferior de la cocina.
Por otra parte, mientras las campanas convencionales trabajan renovando el aire total de la cocina a un ritmo de unas 12 veces por hora, las BORA usan una velocidad de flujo transversal, por lo que no necesitan absorber ni la mitad del aire total, manteniendo incluso el clima ambiental.
Además, al no dejar que los humos se eleven, también evitan que los olores se dispersen por toda la estancia. Es por ello, una estupenda elección, por ejemplo, para espacios abiertos al salón.